Llegamos al día que ayer
por la tarde temimos, el comienzo de una semana incierta que nos deja elegir. Pero
nuestra zona de confort se relame mientras nos abduce en la queja.
Refugiados en la indignación, autómatas,
leemos los diarios, recuento de muertes, robos, desidias.
Nos sorprendemos, nos
alarmamos, nos creemos todo, incluso creemos que estamos de un “lado” y no del
"otro". - ¿Cómo puede ser tanta falta de empatía? Nos preguntamos con gesto horrorizado. -¿Cómo
puede existir gente así? Meneamos la cabeza de izquierda a derecha. Simples
espectadores de una comedia trágica, victimas conscientes.
Poco dura el asombro, muy
poco. Raudamente nos transformamos en algo parecido a lo que decimos repudiar. En la calle, la oficina,
el supermercado, el bar, en casa. Infringimos violencia, menospreciamos, ignoramos,
buscamos chivos expiatorios para nuestra angustia contenida. Y creyendo hacer
justicia, malogramos la ley divina del perdón, de la mano tendida, del
entendimiento.
Lunes otra vez. Cerremos los diarios. Todos. Los amarillos, los naranjas, los celestes.
Cerremos los diarios y
abramos un poquito el corazón.
Fanny López

